Por
Tania Yicet Soto de 8º2
Quien haya estudiado en el colegio Gabriel García Márquez, o
lo haya visitado desde años atrás, conoce a don Gustavo Osorio Villegas. Él es
quien desde su caseta de dulces, junto a la entrada de la institución, deleita
a niños, jóvenes y adultos con la gama de golosinas que ofrece cada día.
Esto ocurre desde hace aproximadamente 13 años, así que don
Gustavo, ha podido conocer e interactuar con varias generaciones y promociones
de este plantel. Es por ello que los profesores lo saludan con afecto y los
estudiantes lo sienten tan cercano a su vida y su cotidianidad, que con cariño
lo llaman “tavo”.
Y es que con lo que ofrece su pequeño negocio, los
estudiantes se sacian de dulces, se entretienen, pero su familia también se
sostiene, pues esta es la fuente de ingreso, su forma de ganarse la vida.
Al dialogar con él afirma que colocó este puesto de ventas
desde el año 2001. Que no ha sido fácil sostenerse en él, pero que su
motivación diaria son los alumnos de este colegio, los quiere mucho y también
siente el cariño que ellos le manifiestan, por eso se siente el amigo de todos.
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